sábado, 15 de septiembre de 2012

Los que seguís este blog ya sabéis que es totalmente apolítico, tanto como la Literatura le deja serlo. Estoy convencido de que se puede dar una lectura política a cualquier obra, sólo se trata de proponérselo, pero desde luego no es mi caso, es en lo último que pienso cuando disfruto de una lectura. Total, no hace falta insistir, que se ha utilizado la Literatura (la buena, la Clásica, la que tratamos aquí) con fines propagandísticos, patriotas, etc. a menudo rozando, o directamente superando, el ridículo, y, lo que es peor, haciéndoselo pagar a pobres estudiantes a los que jamás se les ofrece una oportunidad para descubrir las bondades de la misma.
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Un poco por ahí es por donde va el benvolgut amic Jordi Llovet en uno de los artículos recopilados de su colaboración semanal en la edición catalana del diario El país publicados ahora por Galàxia Gutenberg bajo el título "Brins de literatura universal", absolutamente recomendable por su aproximación tan universal, el título no es casual, y tan alejada de los patriotismos lamentables que colocan a autores de segunda fila como referentes.
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Traduzco a continuación un fragmento de dicho artículo, que, dicho sea de paso, me temo sea aplicable a cualquier literatura nacional en nuestros días, donde la falta de referencias está simplemente destruyendo un legado cultural de más de dos milenios. Dice el profesor:
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"Ya hace años que los responsables de elegir las lecturas catalanas para las escuelas se equivocan: comenzaron figurándose que los chicos y las chicas entenderían algo de "Els fruits saborosos" o de "Tirant lo Blanc", y se la pegaron; después dieron un giro de ciento ochenta grados y eligieron un texto tan delicuescente como el "Mecanoscrit del segon origen", de Manuel de Pedrolo. Vueltas y más vueltas, el caso es que han pasado treinta años y aún no se ha hecho una lista de lecturas catalanas adecuadas para que nuestros hijos e hijas cojan gusto por la lectura, y lo conserven. Porque no se trata de hacerse más o menos patriota leyendo literatura. Fijaos en Goethe (1827): "El concepto de literatura nacional ya no tiene mucho sentido; ha comenzado la época de la literatura universal y todos tenemos que esforzarnos para colaborar en su despliegue". Quizá sería mejor hacer leer a los jóvenes -aunque se tratara de traducciones meritorias de grandes clásicos extranjeros al lado de cosas nuestras adecuadas- libros que nos aseguren que, dejando de lado el patriotismo -cuatro fórmulas, dos canciones de Lluís Llach i una senyera, que se aprenden e identifican en una tarde-, sean capaces de separar para siempre la gran literatura de las ideologías y las efusiones sentimentales"
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"Brins de literatura universal", Jordi Llovet, página 379.